Cultura
La Iglesia Parroquial de San Miguel en Brieva de Cameros no solo es un referente arquitectónico del final de la Edad Media, sino también un tesoro artístico que ha conservado gran parte de su esplendor. Construida entre finales del siglo XV y comienzos del XVI, esta iglesia muestra una combinación de estilos góticos y renacentistas que reflejan la riqueza cultural de la época.
El edificio, construido en sillarejo y sillería, está compuesto por dos naves de dos tramos y una cabecera ochavada, cubierta con bóvedas de crucero estrelladas. La torre, ubicada en el lado norte de la cabecera, y la capilla añadida en el primer tramo del lado norte aportan una sensación de solidez y equilibrio a la estructura. El coro alto, situado a los pies de la nave del Evangelio, alberga varias piezas notables.
Entre las joyas que se encuentran en esta iglesia destaca la escultura de la Magdalena hispano-flamenca del final del siglo XV, una imagen que captura la intensidad y la devoción de la época. Además, el retablo neoclásico del lado de la Epístola y el retablo rococó del Evangelio muestran la evolución estilística en el arte religioso, desde el refinado neoclásico del final del siglo XVIII hasta el rococó con su riqueza ornamental.
El Retablo Mayor de San Miguel, construido entre 1805 y 1808, es un ejemplo destacado del neoclasicismo en el arte sacro. Este retablo de grandes dimensiones, característico de su época, fue financiado por un hijo del pueblo que, residiendo en Madrid, encargó las imágenes a destacados escultores de la Villa y Corte. La obra muestra la influencia de la Academia de San Fernando y refleja el gusto por el diseño sobrio y elegante del neoclasicismo.
La figura titular de San Miguel, realizada por el mecenas José García del Corral, resalta por su majestuosidad y el refinamiento de la talla. La obra, encargada en 1770, se alinea con las tendencias artísticas del momento y contribuye a la riqueza del patrimonio artístico de la región.
La Virgen del Rosario de la Iglesia Parroquial de San Miguel es una talla policromada del último tercio del siglo XVIII, realizada en un taller madrileño. Esta imagen es representativa del estilo de la época, con una postura elegante y facciones dulces que siguen los prototipos de Luis Salvador Carmona. La Virgen, sentada sobre un trono de cabezas de serafines y con una gran corona, es un ejemplo de la influencia cortesana en el arte religioso de la época. Aunque no se dispone de documentación específica sobre su origen, se presume que fue donada por un hijo del pueblo establecido en Madrid, siguiendo una práctica común en la época.
El Tríptico de San Antonio Abad, con su rica iconografía y estilo influenciado por el arte nórdico, es una obra destacada del siglo XV. Esta pieza ofrece una visión profunda de la vida del santo y refleja la transición entre el arte gótico y el renacentista. Cada escena del tríptico está meticulosamente detallada, mostrando la habilidad del artista y la importancia de la narrativa visual en la época.
En el Alto Najerilla, la naturaleza susurra y los pueblos te cuentan sus historias. Respira hondo, pisa tierra viva y siente lo auténtico
Julio Grande