Cultura
Ubicada en la parte alta del Barrio de Cuevas, la Iglesia de San Pedro es otro de los elementos históricos más relevantes de Anguiano. Este templo, cuya construcción comenzó en el siglo XV y concluyó en el XVI, está enclavado en un lugar privilegiado desde el que se divisa una panorámica del río Najerilla, el puente de Madre de Dios, que une las diferentes zonas del pueblo de Cuevas y Mediavilla y los impresionantes roquedales que lo rodean.
El edificio, construido en mampostería y sillarejo, es un excelente ejemplo de la arquitectura religiosa tardomedieval. La nave, formada por dos tramos, culmina en una cabecera rectangular, mientras que las bóvedas de crucería estrellada que cubren el templo destacan por sus molduras policromadas con tonos rojizos, que simulan llamas, un detalle singular y poco frecuente en otras iglesias de la zona. Los nervios de las bóvedas, combados y rectos, se asientan sobre arcos apuntados, lo que refuerza el carácter gótico del edificio.
En los muros de la cabecera, se pueden admirar restos de pinturas al fresco, de una técnica elemental, que representan escenas de la Anunciación y el Calvario. Aunque estas pinturas no son tan elaboradas como otras de la misma época, su sencillez y antigüedad las convierten en un testimonio importante de la devoción religiosa de los habitantes de Cuevas.
El retablo mayor, realizado en el siglo XVII, es una composición que combina un banco, un cuerpo bajo y un ático de tres calles. Entre los frontones de este retablo barroco se encuentra otro retablo más antiguo, de estilo romanista, que data de finales del siglo XVI. También en el presbiterio, se halla un retablo menor barroco, realizado hacia 1667 por Juan García de Mendoza y Diego de Ichaso, que complementa la decoración del altar con imágenes de santos y relieves en madera dorada.
La Iglesia de San Pedro de Cuevas no solo destaca por su arquitectura y arte, sino también por las historias y leyendas locales que la rodean. Según se cuenta, la iglesia fue testigo de muchos momentos importantes para la comunidad del Barrio de Cuevas, que durante varios siglos mantuvo una relativa independencia administrativa respecto a Anguiano. En ella se celebraban las festividades en honor a San Juan, patrón del barrio, y servía como centro de reunión para los vecinos, que formaban una comunidad unida y solidaria, especialmente en tiempos difíciles como las malas cosechas o las epidemias.
En el Alto Najerilla, la naturaleza susurra y los pueblos te cuentan sus historias. Respira hondo, pisa tierra viva y siente lo auténtico
Julio Grande