Cultura
La fuente Intermitente, construida en el siglo XVII, a primera vista, parece una fuente más, con su estructura de piedra y sus caños repartidos en cuatro niveles. Pero lo que la hace única es su sorprendente forma de funcionar.
La fuente tiene 15 caños repartidos en varios pisos: cinco en el nivel más bajo, cuatro en el segundo, y tres en el tercero y el cuarto. Sin embargo, el agua no fluye de manera continua ni predecible, sino que lo hace de manera intermitente.
¿Cómo es esto posible? Pues la clave está en un fenómeno natural bastante curioso: bajo la fuente hay un sifón que se va llenando de agua poco a poco, y cuando se llena del todo, el agua sale de golpe por los caños. Esto puede suceder varias veces al día, o solo unas pocas, dependiendo de la época del año y la cantidad de agua en el acuífero. A veces ocurre cada hora, y otras veces hay que esperar más tiempo para ver cómo el agua brota de manera repentina.
En el siglo pasado, la gente del pueblo y los visitantes empezaron a llamarla «milagrosa» porque parecía que el agua tenía vida propia, y muchos se quedaban fascinados viendo cómo el agua iba y venía sin previo aviso. Su popularidad creció y pronto se convirtió en uno de los lugares más visitados de Anguiano.
Además de su peculiar comportamiento, la Fuente Intermitente es también una pieza interesante desde el punto de vista artístico. Está protegida por un templete de piedra con forma de arco triunfal, y en su parte superior hay un escudo y una figura en alabastro de Santa María Magdalena, que le da un toque especial. Pero más allá de los detalles arquitectónicos, lo que realmente llama la atención es esa danza del agua, que convierte cada visita en algo diferente.
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Julio Grande